sábado, 3 de junio de 2017

Recordando el Día de Pentecostés



La Fiesta de Pentecostés


Introducción

En el calendario religioso judío, había tres fiestas principales que se celebraban anualmente. La Fiesta de la Pascua (Levítico 23:1-14). La fiesta de Pentecostés (Levítico 23: 15-22). Por último la Fiesta de las Trompetas (Levítico 23: 23-43)[1].
La Fiesta de Pentecostés se llamó así, porque se celebró cincuenta días después de la Pascua. Esta fiesta también se llamó la Fiesta de las Semanas o de las Primicias (Éxodo 34:22). En esta fiesta, cada familia debía presentar ofrendas entre otras, de dos kilos y medio de harina nueva y fresca, dos panes con levadura (Levítico 23:17).
También en esta fecha se recordaba dos hechos importantes en el pueblo judío. Por un lado, la entrega de la Ley (los diez mandamientos). Por otro lado, se recordaban la muerte del rey David. Es decir, para el pueblo judío Pentecostés era una fiesta ligada con muchos acontecimientos históricos.
Así como los judíos conmemoran el nacimiento de la Nación Judía, hoy la iglesia cristiana, conmemora su nacimiento. Es a partir de la venida del Espíritu Santo donde comienza una nueva época en la Historia de la Iglesia.
Apuntes Bíblicos, en esta edición, analiza algunos pasajes proféticos frente al acontecimiento de Pentecostés.
Esperamos que pueda ser de ayuda en su conocimiento bíblico, pero al mismo tiempo sea un “hacedor” de la Palabra en su vida diaria.
Un servidor en Cristo
Davidquins
El Editor.
1. Jeremías 31: 33-34
…Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo…
Esta promesa es para Israel. Él desea que Su Palabra sea viva en la vida de Su pueblo.
Cuando vino Jesús, hace la promesa que cuando viene el Espíritu Santo, Él será “que nos guía a la verdad” (Juan 16:13). Esta promesa es pues no sólo para Israel, sino también para los gentiles. La mayoría de los judíos hasta la fecha. No aceptan a Jesús que Él, es el Mesías.
2. Ezequiel 36:26
Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros…
Cuando no hay un cambio radical en la vida del hombre, éste no puede tener comunión con Dios y menos servirle a Él.
Tenemos el ejemplo en la vida de Saúl. Cuando Dios le llama para que sea el primer rey en Israel, Saúl fue transformado cuando vino el Espíritu Santo sobre él, y fue cambiado en otro hombre (1Samuel 10:6). Es el Espíritu Santo que cambia el corazón del hombre. El cambio de una sociedad, no radica en una revolución derramando sangre, como en el caso de la teoría y praxis de Marx, Lenin y Mao. El cambio de un pueblo radica en el cambio del corazón del hombre por el Espíritu Santo.
Pero también aprendamos algo más de Saúl, él no fue fiel a Dios, sino anduvo en sus propios deseos no hizo la voluntad de Dios, al final el Espíritu Santo se apartó de él[2], llegando así una separación total de Dios.
3. Isaías 2:3
… Y gentes de muchas naciones, y unos a otros se dirán: «Subamos al monte de Sión, al templo de Dios de Israel, para que el mismo nos enseñe y obedezcamos sus mandamientos». Dios mismo será nuestro maestro desde el monte de Sión, desde la ciudad de Jerusalén.
Consideremos dos grupos de gente
a) En el día que vino el Espíritu Santo (Hechos 2), hubo gente de 17 grupos diferentes desde el este Irán, Irak hasta oeste, Roma. Desde el norte lo que es hoy Turquía hasta el sur Egipto, es decir, gente de todo lo que entonces se conocía como parte del Imperio Romano.
b) Los creyentes que estaban en Jerusalén vinieron a esa fiesta de pentecostés, porque Jesús les había ordenado esperar la llegada del Espíritu Santo.
Ellos cumplieron dos requisitos:
1. Habían tenido la experiencia en su vida personal del “Nuevo Nacimiento” (Juan 3:3-8). Sólo así podía “ser llenados” del Espíritu Santo, sólo así podía tener comunión con Dios.
2. Como consecuencia del primero ahora podían “servir” a Dios, es decir, de predicar “las maravillas de Dios”.
Considerando el pasaje de Isaías 2:3 y la predicación de Pedro en este día de Pentecostés. Tres mil almas se convirtieron al Señor.
Joel 2:28-32.
El Espíritu Santo vino en Pentecostés para todos los creyentes sin excepción. Hombres, mujeres, mayores, jóvenes, libres, esclavos, como vemos Dios no hace diferencia de persona.
¿Cuál es el requisito para recibir el Espíritu Santo? El Nuevo Nacimiento. Pablo luego dice: En el momento que hemos creído fuimos “sellados” con el Espíritu Santo (Efesios 1:13). Si esto es así, ¿por qué algunos enseñan otro Evangelio? ¿Por qué afirman que para ser un cristiano completo se necesita el bautizo del Espíritu Santo? Para algunos grupos pentecostales y carismáticos hay creyentes de dos clases. Los unos, han tenido su bautizo del Espíritu Santo y hablan en lenguas y practican la curación y los otros, son los fríos sin poder. Esto es herejía, para Dios no hay acepción de creyentes.
El creyente en Cristo “Ha sido hecho completo”, no nos falta nada (Colosenses 2: 10). De allí mucho cuidado en afirmar: “a ti te falta algo”, como afirmando “yo soy mejor que tú” o mi iglesia es mejor que la tuya.
¿Cuál es la meta que haya venido el Espíritu Santo?
El primer objetivo es: Que el creyente tenga “poder”, “del Espíritu Santo” en su vida. Luego con ese poder se puede continuar la tarea no terminada, es decir de compartir la obra de Dios, Sus hechos en Cristo, Su nacimiento, muerte, sepultura y resurrección. Compartamos las obras de Dios, lo que Él ha hecho en nuestras propias vidas. Usted comparte de algún modo el Evangelio, y es el Espíritu Santo que convence de pecado, el guía al arrepentimiento, Él es el convence de pecado al mundo.[3]
Otro aspecto, es que el Espíritu Santo obra en la regeneración de la ecología (Isaías 32:15; 44:3). Si usted viaja a Israel con el avión y ve desde lo alto sólo desierto y arena hasta que llega una frontera de color verde, es decir, usted ya se encuentra sobre territorio israelí. El milagro verde de los últimos tiempos.
Conclusión
Jesús dio la promesa a sus discípulos, que Él enviaría al Consolador por medio del Padre (Juan 14:16). Esta promesa se cumplió. En Hechos dos. Pero también hay una orden no una sugerencia, de seguir compartiendo el Evangelio a todas las naciones. ¿Estás cumpliendo de alguna forma en llegar a este objetivo de llevar el Evangelio a todo el mundo?




[1] Todo varón judío estaba obligado a participar en estas fiestas (Éxodo 34:23).
[2] Algo similar es la vida de Sansón.
[3] Ver: Juan 16:7-13.

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