jueves, 14 de junio de 2018

Vamos a la casa de Dios


Vamos a la Casa de Dios

Introducción

En nuestros tiempos de hoy hay algunos creyentes que no asisten a los cultos de la Iglesia Local.
Los motivos son diferentes:
-      Son nuevos en determinado lugar geográfico.
-      Han tenido problemas en su propia congregación.
-      Han perdido o están en proceso de perder el “primer amor”.
Los resultados de no asistir a los cultos, han de traer consecuencias negativas a los creyentes:
-      La vida cristiana no crece en la fe, tanto en lo individual o familiar.
-      Hay triunfo de Satanás llevando a la soledad espiritual del creyente.
-      Retroceder en la fe.
El presente trabajo tiene como meta, de dar aliento y valor a todo creyente que ya tiene “la costumbre” de NO congregarse, a que cambie su manera pensar y actuar, frente a la inasistencia a los cultos.
Recuerde: En cada día que pasa se acerca la venida del Señor. Y que mejor si estamos quizás reunidos todos los creyentes juntos con alegría.
Lectura Bíblica
Yo me alegré con los que me decían:
A la casa de Jehová iremos.
Salmo 122:1 (Versión R-V 1960)[1].
I. Alegría

Viene a ser un sentir muy intensivo, y positivo, sobre algo que uno puede experimentar. Y esto se demuestra en palabras o gestos.
El salmista expresa su situación personal, él está alegre. ¿Por qué? Él ha ido a la Casa del Señor.
Esta emoción que encontramos en él, es como resultado que su alegría tiene como fuente:

a) Dios
En otro Salmo como el 4:8 leemos: Tú diste alegría a mi corazón. Así la alegría es un regalo de Dios.
El profeta Isaías nos revela algo más, esto es: La alegría está relacionada con la salvación.  ¡He aquí, Dios es mi salvación! Confiaré y no temeré, porque el SEÑOR es mi fortaleza y mi canción; él es mi salvación”. Con regocijo sacarán agua  de los manantiales de la salvación (12:2-3).
El creyente del Antiguo Testamento sabe que la fuente de su salvación es Dios. Y esto le trae gozo, alegría. Más adelante, Isaías nos revela: Los rescatados del SEÑOR volverán y entrarán en Sion con cánticos. Y sobre sus cabezas habrá alegría perpetua. Alcanzarán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido (35:10).
Los que tienen alegría, de ellos huirán la tristeza y el gemido. Pero para esto no olvidemos, saquemos “agua de los manantiales de salvación”, es decir: Vivamos una vida agradable a Dios. Hay que permanecer en Su Bendición.
 Lo contrario, no permanecer en Él, es vivir en pecado. No hay campo neutral para el creyente.

b) Jesús
Si guardan mis mandamientos permanecerán en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Estas cosas les he hablado para que mi gozo esté en ustedes y su gozo sea completo (Juan 15: 10-11).
Lo que desea Jesús es:
                                      Que guardemos sus mandamientos
                                       Que permanezcamos en su amor
El resultado: Gozo completo.

c) El Espíritu Santo
El fruto del E S es: amor, gozo… (Gálatas 5:22). Todo creyente en Jesús tiene el E S en su ser, y como tal tiene “gozo” en su vida.
Regresando al Salmo 122,1 entonces hemos visto de cuál es la base, el fundamento para su alegría, es la: Comunión con Dios no sólo en forma personal, sino junto con otros, llevando y tomando “aguas de salvación”.
Es importante notar, que el creyente, no va solo a la Casa de Dios, sino invita a otros, o es invitado por otros.
Que bendición si hay creyentes hoy que pueden decir: Vamos al culto. Así nuestra alegría se puede compartir y esto también da alegría.

La Casa del Señor
Aquí en esta parte solo hemos de recordar, después que Israel entra a tomar posesión de la tierra prometida, El Arca del Pacto, llega a Silo.
Ya los padres de Samuel se tomaban tiempo para participar en las fiestas de culto que por entonces se practicaban.
1 Samuel 1:3 nos informa, que Elcana venía a Silo cada año para:
a) adorar. Es decir, para dar a Dios la gloria y la honra que Él se merece. Esto implica adoración y alabanza.
b) Ofrecer ofrendas. Entre las ofrendas había unos que se quemaban en forma total, y otros se cocinaban, y parte de lo cocinado, los creyentes podían comer juntos con otros. Esto era una fiesta, una alegría para el creyente. No sólo Dios recibía la ofrenda, sino que los creyentes también podían gozarse de ello.
Hasta aquí no hay templo, sino hasta el momento que se construyó sobre el Monte Moría, ubicado en Jerusalén.
Una vez construido el Templo, todos los creyentes viajaban al lugar del Templo. Y esto era un viaje especial, inolvidable. Hasta este tiempo,no necesitaban caminar mucho, o mejor dicho salir del territorio judío.
Al tiempo del exilio en Babilonia, la cosa cambia. Allí no había un Templo y si podían visitar el Templo en Jerusalén, este había quedado destruido.

Origen de las Sinagogas
Como sabemos, el exilio duró 70 años para Israel. Y es aquí en este tiempo que nacieron las Sinagogas. Como lugar de congregación para los judíos en el exilio.
¿Cuál era el propósito? Orar y escuchar la Ley de Dios.
Es en este tiempo que se desarrolla una liturgia que hasta ahora de una u otra manera es desarrollada en las iglesias cristianas de hoy. Veamos.
-      Oración de arrepentimiento y enseñanza. Esto incluía:
-      La lectura de las Escrituras.
-      Predicación
-      Oración
-      Alabanza de Salmos.
Pero el punto central del culto era repetir el Shema (escucha) Israel.
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es (Deuteronomio 6:4).
Modernamente podemos decir, es el credo Judío hasta nuestros días.

II. Alegría del mundo
En el Nuevo Testamento, cuando se habla del “mundo” se refiere a:
-      El cosmos.
-      Al sistema de un orden mundial.
-      A toda la creación con su hermosura pero también como algo pasajero, que no va a durar la eternidad.
-      El mundo humano, donde hay enemistad frente a Dios, ateísmo, y por último
-      Como el reino de Satanás.
El apóstol Juan, escribe a los creyentes a que tenga una posición frente al mundo.
 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1 Juan 2: 15-17). 

Los incrédulos buscan también alegría, y hasta a veces “parecen” tener más gozo que un creyente en Cristo.

El desafío para el creyente es:
-      No amar el mundo, ¿por qué? Porque lo que ofrece el mundo no viene de Dios, sino de Satanás.
Lo que Satanás ofrece:
1. Deseos de la carne. Que tienen que ver con el cuerpo y esto en el área de la inmoralidad sexual.
2. Deseos de los ojos. Esto indica el deseo de poseer que tiene el ser humano. “Yo quiero esto o aquello más y más”.
3. La vanagloria de la vida. Esto indica una vida lleno de orgullo y malgastadora.
Entonces diremos: que el ser humano bien tiene la alegría de Dios en su vida o tiene la alegría del mundo.

III. Busquemos una alegría que dure eternamente
Santidad y alegría pertenecen el uno al otro. Para algunas personas ir al culto, es estar con la cara larga, llena de tristeza, parecería ir a un entierro.
Ir a la casa de Dios, es:
-      Ir con otros creyentes al lugar donde Dios es adorado en comunión. En el A T veremos que Dios tenía escogido el lugar a donde el pueblo debía congregarse. Veamos Deuteronomio 12: 5-7.
Sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis. Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas y comeréis allí delante de Jehová vuestro Dios, y os alegraréis, vosotros y vuestras familias, en toda obra de vuestras manos en la cual Jehová tu Dios te hubiere bendecido. No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece…

Ir al culto con toda la familia era un gozo único.
-      Ir al culto significa también, ir con nuestros pecados delante de Dios.
-      Pero también confesarlo y arrepentirse. Poner en orden nuestra vida frente a Dios y a los creyentes. Y esto da como resultado; Alegría, alabanza, agradecimiento.
Nehemías entonces podía decir: Nuestra alegría en Dios, es nuestra fortaleza (8:10).
Tener ese gozo en Dios, es tener “libertad” de la alegría del mundo.
La alegría del mundo al final trae tristeza y muerte eterna.

NO ir al culto tiene también resultados y nada buenos:
-      Falta la Palabra ya predicada o enseñada.
-      Esto llevará a la falta del crecimiento espiritual.
-      Y no será raro que algunos retrocederán en la fe.
Aprendamos del profeta Jeremías, él dijo: Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos (15:16).

Epílogo
Ir a la casa de Dios como ya antes dijimos, bien nos invitan o bien invitamos a otros.
Seamos como Pablo, él dijo: No que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que colaboramos para vuestro gozo; porque por la fe estáis firmes (2 Corintios 1:24).
Seamos “colaboradores de la alegría”, diciendo a los otros: Vamos a la Casa de Dios.
Y que hermoso sería, que Jesús venga pronto y nos pueda llevar juntos a Él si estamos en un culto unidos y no solitarios en la fe.



[1] La versión Reina Valera Actualizada, traduce en presente: Yo me alegro con los que me dicen: Vamos a la casa del Señor.

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