jueves, 13 de abril de 2017

La Oración de Jesús



La Oración de Jesús (Juan 17: 1-5).
Introducción
Este Evangelio fue escrito en primer lugar para los creyentes cristianos de la iglesia en Éfeso donde Juan era su pastor. La meta que tenía Juan, el discípulo amado, era despertar y fortalecer la fe en Cristo de los creyentes que estaban pasando una lucha frente a falsas enseñanzas. El mensaje del “Logos”, el Verbo, es el mensaje para el mundo de entonces y hoy. El evangelio no es un mensaje basado en una fe ciega, sino basada en una fe ligada también en la razón y que llega hasta el corazón y esto por medio de una Persona, Dios – Hombre.
Antes de ver el pasaje arriba mencionado hacemos recordar:
·       En el c. 13 encontramos que Jesús lava los pies de sus discípulos como enseñanza de humildad y servicio que también deben practicar Sus discípulos.
·       Del c. 14 al 16 encontramos instrucciones para los discípulos. Jesús termina esta parte dando un mensaje de victoria: ¡Yo he vencido al mundo! Satanás y su reino ha sido vencido. Por eso Él puede decir: ¡Tengan paz! Y en un mundo donde nosotros los creyentes tendremos aflicción, Jesús nos dice: ¡Confiad!, dicho de otro modo: ¡Tenga valor!
Notemos ahora, que el c.17, es una oración que hace Jesús, la última antes de ser arrestado, algunos lo titulan: La oración sacerdotal de Jesús. Por ahora, estudiaremos la oración que hace por Él mismo, vv. 1-5.
1. La hora ha llegado
Cuando leemos la Biblia encontramos distintos sucesos en distintos tiempos. Y en la obra redentora de Dios el padre encontramos también diferentes tiempos de cómo Jesús actúa. Pablo dice: Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, y nacido bajo la ley (Gálatas 4:4). No fue un minuto antes ni después, sino a su debido tiempo. Aquí celebramos la Navidad, el nacimiento de Jesús.
Tiempo de  sufrir
Ahora en esta oración Jesús dice: Padre la hora ha llegado.
Para Jesús ha llegado otro momento en Su ministerio: La hora de sufrir y morir.
Pablo también escribe al respecto: Y estando en su condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:8).
Los creyentes de Filipo y nosotros debemos aprender de este ejemplo de humildad y la más grande entrega de amor que alguien que puede dar alguien por otro. Pablo desafía a sus lectores y dice: completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, sintiendo una misma cosa (Filipenses 2:2).
El desafío para ti y para mí: practiquemos la humildad. El amor. “Sintiendo una misma cosa”. Si esto no se encuentra en los creyentes creo, algo raro está pasando en la vida cristiana. Debemos de probarnos y si es necesario corregirnos antes que sea tarde.
Sufrimiento y muerte son los caminos de Jesús, antes que Él pudiera asumir Su poderío en todo el universo.[1]
2. Un deseo personal
Glorifica a tu Hijo. Glorificar, es reconocer a alguien, dotarle de dignidad, es dar una posición de honra a determinada a una persona. Este es el “deseo” de Jesús en esta oración. Pero notemos, que Jesús al expresar este deseo personal también implica que Dios el Padre también va a ser glorificado.
 
Jesús está en camino a cumplir Su tarea de redimir al hombre pecador. Ese camino lleva al sufrimiento para terminar con la muerte en la Cruz. En otras palabras. Jesús y el Padre tiene una meta: Darnos la salvación.
Jesús al tener ese deseo de ser glorificado por el Padre, veremos que Él tiene una “comunión” íntima con el Padre. Hay una “unidad” entre el Padre y el Hijo. Si leemos atentamente los Evangelios y especialmente el de Juan notaremos, que también el Espíritu Santo ha de ocupar esa relación de unidad con Dios el Padre, Dios el Hijo.
¿Y cuál es la tarea de Dios el Espíritu Santo? Entre otras tareas, es de “glorificar” a Jesucristo (Juan 16:14). Entonces pongamos atención, el Espíritu Santo a de glorificar; al Verbo Eterno, El Logos, Al Alfa y Omega, Principio y Fin, El que Era, y que ha de venir, al Todopoderoso. ¿Cómo lo hace? Anunciando y dando a saber la Persona y la obra de Jesucristo (Juan 16:15). Y así encontramos esa unidad y relación de Dios el Padre, Hijo, y el Espíritu Santo.[2]
 
¿Y qué es de los creyentes frente al hecho de glorificar a Dios? Los discípulos también “glorifican” a Jesús (Juan 17:10). Aquí en este punto, Pablo nos hace recordar: Todo lo que hacemos, debemos hacerlo para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31).
Aprendamos:
Nuestras palabras y hechos en todo tiempo deben glorificar a Dios. Desafío para la vida Cristiana de cada día.
3. He acabado la obra
El camino al Calvario pronto debía comenzar, pero recordemos que ese camino fue sufrimiento, dolor, lágrimas (Hebreos 5:7) angustia, abandono, soledad, injusticia.
La salvación que consiguió Jesús en la cruz no fue con coacción, presión, obligación, sino fue de forma voluntaria acompañada de obediencia.
Pablo dice: Y estando en condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2.8).
Jesús terminó Su obra en la tierra, pero como el Rey del universo, El Hijo del Hombre, está ahora sentado al lado derecho de Dios el Padre (Lucas 22:69).
Y si hablamos del Hijo del Hombre, hablamos de Jesús el que tiene autoridad y poder para reinar por la eternidad (Daniel 7:14)[3], pero también actuar como Juez en el día del juicio (Apocalipsis 20:11-12).
Un llamado a nuestros lectores
La biblia nos dice: Hoy es el tiempo de salvación, mañana puede ser tarde. Jesús murió por tus pecados en la cruz. Acepta lo que él Hizo por ti.
Si eres creyente, acaba tu vida siendo fiel a Cristo y cumple la tarea que Jesús te ha dado, recuerda vamos a rendir cuentas de nuestros dones y talentos. Si has caído en pecado, abogado tenemos en Cristo frente al Padre.
Apuntes Bíblicos les desea:
Muchas bendiciones. Jesús resucitó.








[1] La vida de Jesús no termina con la muerte, sino que resucitó y esto para reinar por toda la eternidad.
[2] Sin embargo, en algunos grupos pentecostales y carismáticos, se da la gloria más al Espíritu Santo que al Padre y a Jesucristo. Se habla y se alaba más al Espíritu Santo frente al Padre y al Hijo. Estudiemos la Biblia y adoremos a Dios como debe serlo. Sobre todo con la Palabra de Dios probemos si es en verdad el Espíritu de Dios es fuente de adoración o  es otro espíritu que es adorado. La iglesia de Dios actúa con decencia  y con orden (1 Corintios 14:40).  Actuar como orates, gritar sin control en las alabanzas, oraciones, y en los cultos es muestra de irreverencia, falta de respeto en glorificar a Dios.
[3] La profecía de Isaías y otros acerca del nacimiento de Jesús se cumplieron. Las profecías acerca del sufrimiento y la muerte y resurrección de Jesús también se cumplieron. Y esto es lo que fortaleza mi fe, que lo que Dios dijo se cumplió. Y la Historia Como ciencia lo demuestra. Daniel 7 habla también que Jesús ha de ser el que reina por la eternidad, oremos que  venga ese Reino de Dios.

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